Los Manseros Santiagueños volvieron a conquistar la Capital Federal con talento y simpleza

Por lo general las cosas simples nos conmueven, sin embargo muchas veces, aturdidos, nos cuesta encontrar la belleza de la simpleza. También por eso es necesario que haya alguien que nos transmita y nos enseñe a ver el encanto que se esconde en la sencillez. Los Manseros Santiagueños, durante casi cincuenta años construyeron su exitosa carrera en base a la sencillez, que en conjunto con el talento moldeó su identidad artística. Sin traicionar jamás su estilo hoy cautivan a “jóvenes y viejos”, a provincianos y a porteños, y eso quedó demostrado en su presentación del viernes 8 de mayo en el Teatro ND Ateneo de la Capital Federal.

Una década pasó desde la última vez que Los Manseros Santiagueños visitaron los teatros porteños. Por eso cientos de fanáticos, algunos santiagueños nostálgicos que revivieron una nochecita santiagueña en pleno centro y otros porteños deseosos de pasar una noche distinta en la “gran ciudad”, colmaron el ND Ateneo, que en seguida se quedó sin localidades…
Por orden de aparición, del más reciente hasta el primer, Marcelo Iribarne presentó a Los Manseros Santiagueños, así Martín Paz, “Alito” Toledo, “Fatiga” Reynoso y Onofre Paz, entraron en escena de a uno. Antes las hijas de Onofre entretuvieron al público con su danza.
“Tu regreso”, “Monte milenario”, “Zamba para tu adiós” y “Siembra y labrador”, fueron algunas de las canciones que sonaron primero. Luego la hija de Onofre Paz, Florencia Paz, tuvo la oportunidad de presentarse y cantar dos polkas “Letra por letra” y “Pregón Misionero”. Allí, Onofre emocionado por cantar junto a su hijo y por presentar a su hija, cantó un fragmento de su canción dedicada a su otra hija “Mercedes Silvina”, aunque el llanto interrumpió la interpretación… “no puedo más” dijo emocionado el “negro” Paz. Esa fue la primera de una noche llena de emociones.
“La Ñaupa ñaupa” sonó y Los Manseros la dedicaron como homenaje a Don Sixto Palavecino compositor del tema junto a Felipe Corpos, la gente acompañó con aplausos este momento.Junto al primer invitado, el violinista Néstor Garnica, interpretaron “Para los ojos más bellos” y “La 7 de abril”, tras la ovación siguió “La chacarera del violín”. Entre el público estaban el poeta santiagueño Bebe Ponti, el Duende Garnica, Alejandro Tula y Cuti Carabajal, este último ex integrante de Los Manseros Santiagueños (en su lugar ingresó “Alito” Toledo”) subió al escenario a cantar junto con ellos el vals “Ciudad de La Banda” y “Entre a mi pago y sin golpear”. En ese momento Onofre recordó: “Cuando se fue Cuti lo sentimos mucho, sobre todo el Leocadio que era muy querendón se puso muy triste” y luego remató “eran otros tiempos”.
Emocionados, agradecidos y muy pero muy contentos regalaron a un público fervoroso más clásicos como “Canto a Monte quemado”, “Añoranzas” o “Entra a mi hogar”.
La gente, de pie, ovacionando a Los Manseros no los dejó ir y “La chacarera del rancho” y “Sangre de Mistol” cerraron el espectáculo que finalizó con la gente pidiendo más. Está claro que un espectáculo de estas características solo finaliza por cuestiones de horario, porque la empatía que se generó entre el público y los consagrados Manseros Santiagueños generó un ambiente festivo, en el cual ni artistas ni público quería dejar.El 2009 fue testigo de la vuelta de Los Manseros a “la Capital”, quienes ya demostraron que atrapan a todas las generaciones con una receta tan sencilla como difícil de encontrar, dejarse llevar por lo simple y desde ello desplegar su talento.

Cuti Carabajal de "camperita" junto a Los Manseros Santiagueños