En el centenario de su nacimiento
1908*1992
Atahualpa, recopila poemas y relatos que han nacido al igual que”Cerro Bayo” de sus viajes y estadías por el noroeste, al igual que sus novelas, el poeta esquiva aquí todo aquello que pueda significar (color local).
Aquello que roza apenas la superficie, no le interesa la policromía de los ponchos, ni se deja atrapar por el paisaje, sino que lo introduce hondamente en la vida de esos compatriotas, para compartir con ellos una fogata en las noches de San Juan, una procesión, pidiendo lluvia o ese echo tan sencillo, como el resto de su obra en “Aires Indios”.
No hay alegato político, pero en el simple desgranar verdades, en el relato sencillo de un compañero, que ha visto cosas y las trasmite, aparece la denuncia de la injusticia social. Atahualpa llega al verdadero arte por la verdad, pisa el camino de la revolución, la reivindicación indigenista, aparece comúnmente en la pequeña burguesía de las grandes ciudades. Quienes antes idealizaban a los europeos, ahora, idealizan el pasado indígena, quienes vituperaban al mestizo en nombre del europeo, ahora, lo continúan haciendo en nombre del racismo indio, si durante décadas se vitupero al castellano, juzgándolo una lengua pobre, como opinaba V. Ocampo, para exaltar al ingles o el francés, ahora se predica la necesidad de reivindicar los viejos idiomas indígenas.
Atahualpa reivindica el derecho de los primeros pobladores de America, por eso el poeta afirma. "Me galopan en la sangre dos abuelos si señor, uno lleno de silencios y el otro medio cantor, hace mucho tiempo, que el indio se alejo, con su lanza y sus alaridos, su tobiano y su tambor, el gaucho salio a rastrearlo, por esas pampas de Dios, para que el hombre Argentino, no pierda su condición, se lo habrá tragado la tierra, porque tampoco volvió. Volvió, pero hecho leyenda, hecho canto y Tradición."
Aquel que camine, una sola legua sin amor, va derecho a su funeral
Sigo teniendo un voto de esperanza, para ver ese monumento nativo, en Bs. As.
Que nos vaya bien a todos, paisanos.
Alfredo Mateo 
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