La guitarra criolla

Es uno de los instrumentos más difundidos en el mundo. Acompañante incansable de nuestro folclore, en su versíón criolla, esta dama de seis cuerdas recibió poemas, canciones y suspiros. Algunos acordes de su extensa trayectoria van en esta nota...
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Los Orígenes
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Los orígenes de la guitarra, dicen los estudiosos, aún no están del todo claros. Para comenzar a investigar de dónde proviene hay que recorrer el largo camino que han hecho las familias de los instrumentos de cuerda similares a nuestra actual guitarra. Sus parientes lejanos pueden encontrarse en documentos y vestigios del Siglo X A.C. en la actual región de Siria. Allí existía un pequeño instrumento de cuatro cuerdas y bordes curvos usado por los hititas (pueblo de la Mesopotamia Asiática). Ya en la Grecia clásica, la utilización y encantamiento de la cítara nos habla de un rastro que debemos anotar en ese camino.

Luego llegó la instalación de la cítara en Europa Continental y con ella las incansables transformaciones de sus características hasta convertirse en la admirable guitarra actual. Otros dicen que en España recién fue introducida por la invasión de los Moros. Lo cierto es que sea como fuere, su historia es larga y apasionante.

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Cambios de formas

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En su extensa trayectoria el instrumento no tuvo siempre el mismo aspecto y composición. Estos fueron apareciendo con los años y lugares donde se radicaba la guitarra, hasta llegar a la forma que hoy bien conocemos.

Los elementos que componen una guitarra son el cuerpo, el clavijero, el puente y las seis cuerdas. El cuerpo es la caja de resonancia del instrumento, donde se amplifica el sonido producido por las cuerdas. Depende mucho de que tipo de madera y grosor se utilice para definir el sonido que tendrá dicho instrumento. Las cuerdas eran hechas primitivamente con tripa animal, actualmente se las fabrica de metal para las notas graves y de nylon para las más agudas.

Son muchas las variedades que pueden encontrarse en sus elementos, y día a día los luthiers innovan en su factura, en la búsqueda de un sonido especial. Muchos trabajan a pedido de los intérpretes y de sus preferencias.

En la Argentina, la guitarra criolla es la denominación del instrumento clásico. Su figura acompaña desde hace mucho tiempo las veladas folclóricas en todo el país. Desde su llegada de España supo mezclarse con instrumentos autóctonos y ganar un protagonismo indiscutible en nuestra música. Su silueta femenina, gracias a las curvas de su contorno, fue fuente de leyendas y cuentos. Fue compañera de la soledad del gaucho, y no se debe olvidar que José Hernández comenzó su inmortal poema "Martín Fierro" con una invocación que el protagonista hace con la guitarra (aunque por cuestiones de rima la llame "vigüela", instrumento primitivo emparentado con la guitarra).

En el resto de América Latina la presencia de este instrumento en el folclore es decisiva. Es el más difundido en la múisica popular, acompañante de manifestaciones populares tan diversas como la música andina, la bossa nova brasileña y las rancheras mexicanas.

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Los Grandes guitarristas de nuestro folclore

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En la Argentina existen infinidad de instrumentistas que le aportaron a la guitarra su experiencia y trascendencia. En todos los géneros podemos encontrar artistas que hicieron historia. Dentro del folclore hay una inmensa cantidad de exponentes entre los que podemos destacar a Eduardo Falú, Atahualpa Yupanqui, Abel Fleury "el poeta de la guitarra" (que alternó el repertorio folclórico con el clásico), Juanjo Domínguez, Cacho Tirao, Aníbal Arias (se dedicó especialmente al tango), Alberto Rojo, Luis Salinas (que tiene un repertorio que pasa por todos los géneros musicales), Lucho González, Quique Sinesi, Juan Falú (sobrino de Eduardo Falú) y Pilín Massei.

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Fuente: La Nación