Estación Posadas, una escena detenida en el tiempo

Gracias a la gentileza de Horacio Cambeiro, un periodista misionero que vive en Las Vegas, EE. UU. , llega a "Nuestras Raíces" este video excepcional sobre la Estación Posadas, producido e ideado por él.

ESTACIÓN POSADAS, UNA ESCENA DETENIDA EN EL TIEMPO

Por Horacio Cambeiro, periodista misionero residente en Las Vegas, Estados Unidos.

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Ayer, tiempos de bullicio; hoy, mudo silencio. Ayer, encuentro de familias para recibir o despedir familiares o amistades, desde o hacia Buenos Aires; hoy reunión de duendes del silencio… La Estación Posadas del antiguo Ferrocarril Nacional General Urquiza, lejos en el recuerdo. Estar allí hoy parecería escuchar los sonidos de apurados pasajeros, maquinistas, guardas, cambistas y telegrafistas en los instantes previos de llegadas y salidas de trenes. La vieja estación de la capital provincial es en la actualidad un conjunto de elementos inertes, sin vida, con muy poca presencia humana. Es que los trenes de pasajeros al pasar a la historia, cerraron un capítulo romántico, una parte de la historia misionera que ya no volverá a ser… La vieja estación quedó olvidada, toda vez que el hombre dejó de brindar su cotidiana presencia. Largas hileras de vagones de carga permanecen en vías auxiliares mientras que, cerrados, los depósitos contienen cargas sin urgencia de reclamos. Dos carteles rectangulares de fondo verde y letras blancas sitúan la estática escena en la estación Posadas, donde desde hace tiempo el silencio y la inercia se han impuesto. La desafectación del transporte de pasajeros, de media y larga distancia del ferrocarril Urquiza, dejó "sin ruedas" a ese medio. Mientras tanto en las rutas pavimentadas se suscita una descomunal y peligrosa competencia de automotores que sumada a constantes viajes de aviones que todos los días unen Posadas con Buenos Aires, hacen que el tren vaya perdiendo vigencia hasta quedar únicamente con vida en el recuerdo de los antiguos habitantes de la tierra colorada… La vieja estación Posadas, de graníticas paredes, galerías techadas, bancos envarillados, oficinas de telégrafo, el despacho del jefe de estación y boleterías lucen todavía su clásica fachada arquitectónica.Un aparato de gabinete metálico, accionado a magneto, brinda vía libre a los convoyes de carga entre las dos estaciones cabeceras. La vieja estación Posadas, pese al silencio, pese al desuso, guarda un cierto orden, quizás como esperando un retorno a la actividad. El sistema de cambio de vías se nota intacto mientras que, adosada a la pared, una pizarra refleja la última anotación de trabajo de una ignota cuadrilla… A un costado del edificio se yerguen una torre de agua y un molino de viento que supo generar electricidad. Una campana de anuncio y llegada de trenes, escalinatas, fuentes de agua donde otrora habitaban tortugas, playas de estacionamiento, cerco de varillas, bancos de cemento en andenes y otros elementos, conforman la escena detenida en el tiempo. La onda privatizadora adjudicó al Ferrocarril Mesopotámico la explotación comercial del transporte de carga. Convoyes de contenedores surcan los rieles en uno y otro sentido. Al dedicarse exclusivamente al transporte de cargas, la planta del personal casi no existe… Cualquier vecino que se acerque en un atardecer cualquiera a la vieja estación Posadas, no será testigo de mudos silencios. Ni bien permanezca algunos instantes, le parecerá escuchar nítidamente bullicios, voces de apurados pasajeros, bocinas del tren, fraternas despedidas, emociones… En realidad, la vieja estación Posadas del ferrocarril siempre estará habitada por duendes que se niegan a morir, que tratan que allí, a pesar de todo, siempre haya ruidos, haya vida…

Horacio Cambeiro.

Desde "Nuestras Raíces" agradecemos a Horacio Cambeiro por tan magnífica creación y sobre todo por enviarnos el material y animarse a compartir esto con todos. ¡Muchas gracias Horacio!