Karoso Zuetta y Nerina Bader actuaron en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, en el marco del ciclo llamado Presencia Misiones que se desarrolla desde el 16 de agosto y hasta el 16 de septiembre, donde se exhibe todo el arte y la cultura de esta provincia.
Presencia Misiones intenta mostrar la diversidad cultural que existe en esta provincia y quiénes mejor que Antonio "Karoso" Zuetta y Nerina Bader para exponer la diversidad y riqueza musical que posee la hermosa Misiones. Estos grandes músicos repasaron toda la historia musical de "la tierra colorada"- Por eso disfrutamos al ritmo de las ancestrales melodías güaraníes, del gualambao, la guarania, la galopa, la polkita rural, el schotis, la canción misionera, y hasta candombe, rasguido doble, chamamé y fusión fronteriza.
En esta ocasión Nerina Bader presentó varios temas de su primer cd que lanzó este año "Nerina Bader en la Tierra sin Mal", todos relatos de mitos y leyendas de la provincia, y además Karoso Zuetta repasó varios de sus clásicas canciones.
"Maravilloso, esto debería difundirse más, cuánta riqueza y variedad tenemos en nuestro país y está escondida, no la vemos en Buenos Aires" me comentaba una señora del público cuando finalizó el concierto y concuerdo. Realmente el trabajo comprometido y revelador de estos artistas merece un gran reconocimiento y mayor difusión, la música étnica, nativa de los Mbyá güaraníes y el ardúo trabajo de investigación y recopilación que se esconden detrás de cada tema, junto a la belleza poética de cada uno de ellos, es algo único, inédito, original.
Estos músicos lograron que sienta el calor tajante de un día en Misiones, el verdor de la espesura de su selva, la inmensidad de sus ríos, el rojo de su tierra impregnado en el paisaje. Por un momento me sentí en aquel monte que tanto me atrapó y que cuando puedo visitó en busca de la paz tan única que allí se experimenta. Me sentí cerca de la colonia, de los yerbales y tareferos, de mi ahijado, de mis amigos que por aquel rincón escondido del país habitan. Y luego ni el ruido de los autos ni las bocinas en la Avenida Del Libertador lograron quitarme aquella sensación única de andar por el monte, por eso fue una noche mágica, una noche misionera, gracias a Karoso y Nerina.
Karoso y Nerina en una de sus bellas interpretaciones
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