El Fogón de Yupanqui

"Una reunión de asuntos criollos"

Enero 2009

¡CUANDO YO VUELVA A MI TIERRA VOLVERE DE MADRUGADA, SIN MAS LUZ DE LA QUE ALUMBRA, LA PENA DE MI GUITARRA!
El canto del viento ha buscado las arenas del valle Calchaquí, para sembrarlas de coplas, es una incomparable emoción cruzar por esos valles soleados mirando allá lejos, algunas cumbres nevadas, tratar con el paisanaje llenos de tradición y cordialidad, contemplar esas rutas que ganan las cumbres por donde transitaron los Conquistadores, ver el amplio escenario donde los Calchaquíes ofrecieron por mas de 100 años tenaz resistencia, como sombras de la epopeya de America. Parece escalar los altos montes y desde allí contemplar como estatuas de greda y soledad al mundo entero, los ojos de Chelemin, Chumbita y Juan Calchaquí, fue librado para ir y ordenar la rendición de su gran pueblo indio, y camino hacia el oeste, pasando de cumbre a cumbre, una mañana en lo alto de un peñasco, grito, su ultimo grito, y se lanzo al abismo. Por esos valles y en la oscura mirada del paisaje vallisto, anda el alma de Juan Calchaquí, libre y señor del valle, amado cacique de todas las tradiciones de bravura, coraje y sentido de soberanía, quizás mucho de el alienta en la baguala, en esa infinita poesía sin palabras, que es el canto de la inolvidable tierra Calchaquí. Al cerrar este breve capitulo, quiero fijar los versos de una canción que escribí hace más de cincuenta años, y que ningún cantor de fama la ha cantado, es un hermoso tema de baguala dramática, que pertenece a la colección de un pianista, que viajo mucho por ese norte luminoso, Arturo Schianca.
Hace muchos años en Salta, Schianca me dio estas coplas, con el texto musical correspondiente, solíamos cantarlas por las noches, mas allá, de Rosario de Lerma, cerca de los Laureles, a la orilla del río Blanco, donde pase largas temporadas. Cerca de 1943, la estrene oficialmente.

“CALCHAQUE”
De la raza Calchaque, de los hijos del sol
Ya no existe mi raza, ya no alumbra el sol
No han quedao
más que piedras,
Piedras en mi corazón.
Soy una raza Calchaque, raza que
adora el sol
Sol que nos dio la vida, vida que fue de amor
No han quedao
mas que piedras, pa recuerdo y dolor

AMERICA, ES UN LARGO CAMINO DE INDIANIDAD SAGRADA, Y DESDE TODOS LOS SITIOS, NOS ESTAN CONTEMPLANDO, LOS INDIOS.
Los provincianos en Bs. As, necesitamos un lugar, un monumento, para homenajear a nuestros maestros, ¿no les parece?

Hasta la próxima, y que nos vaya bien a todos, paisanos.

Alfredo Mateo