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03 julio 2008

Volver a las fuentes

Por Juan Carlos Carabajal * (Juan de los caminos)

“Ámame cuando no lo merezca que es cuando más lo necesito” (Proverbio chino)

Quimilí de mis amores
Era la madrugada del 7 de septiembre de 1979 cuando partimos con mi familia desde Quimilí para radicarnos en Santiago. Dejábamos detrás tantas cosas que resulta difícil enumerar: la familia, mis padres que entonces vivían, mis amigos, los recuerdos…..y una honda nostalgia.
Ha pasado el tiempo y con ello una historia de vida repleta de hechos de distinta índole.
En la siesta del 11 de junio tomé el colectivo en Suncho Corral y me depositó en Quimilí luego de un par de horas de viaje.
Siempre me sucede lo mismo cuando llego a mi pueblo. Me cuesta reconocer en la actual estructura al Quimilí que llevo en la memoria del corazón.
A partir de poner el pie en ese territorio añorado me cuesta narrar lo sucedido con cierta objetividad.
A mi propuesta de trabajar en las escuelas quimilenses tantas veces postergada dijo sí el intendente José Gelid, o simplemente José que es miembro de una familia muy cercana a mi corazón. Conozco a “los chicos” de la familia desde que iban al colegio. Y allá fui con el alma esperanzada.
En la escuela de Gauna.
Alumnos Esc. San FranciscoO de la Chacra, o la San Francisco de Asís. Cuando vivía en el pueblo íbamos los miércoles con mi hijo Fabio, mi guitarra y una bolsa de caramelos en una moto a cantar con los chicos de esta escuela. Eran un par de aulas apenas lo que hoy es un amplísimo complejo. No se imaginan la alegría de llegar ahora y ser recibidos por maestras que eran niñas cuando partí en busca de mis sueños. Al Hno. Cristian, el director, lo conocí un día en un colectivo cuando volvíamos de Córdoba con El Rejunte. Aquella vez le había prometido ir un día a su escuela.
Me cuesta ser objetivo, repito. El encuentro con los niños humildes, con las maestras, las canciones, los bailes en el patio soleado y luego el agasajo de los docentes con las ricas empanadas y las sabrosas anécdotas…Inolvidable.
En mi escuela de la infancia
Hice la primaria en la Esc. Nº 198 que queda a escasas dos cuadras de mi casa paterna. Después ya recibido de maestro hice una breve suplencia. De ahí hasta ahora apenas si estuve alguna vez en una fiesta de aniversario. Mi sueño más caro era volver a “mi” escuela. Y lo cumplí en la siesta del jueves 12.
De hecho que el algarrobo donde colgaba la campana ya no está. Tampoco el mástil. Muchas cosas han cambiado pero el alma de los maestros anda por las galerías y los patios. Se me hizo ver al maestro Moreno y al maestro Yocca con su gesto adusto. A la directora, la Sra. de Zapella con su sonrisa inalterable. Imaginación nomás.
Elbia de García, la directora, me hizo una monumental presentación frente al alumnado reunido en el amplio patio como preludio de un encuentro que esperé por tanto tiempo.
La parábola está completa. No me falta nada.
A la salida le indiqué a mi pequeña sobrina Eva Julia el grado de 7º donde estudié con la querida maestra, Elvira de Retamozo y el banco donde me sentaba.
En la escuela de Santa Rosa
Alumnos Escuela Santa RosaEs un paraje situado a unos 8 km. del pueblo. Por allí pasaron maestros que hicieron historia.
Los chicos estaban impacientes por mi llegada que se demoró por la falta de combustible, consecuencia del paro chacarero. ¡Cuánto tiempo esperé para encontrar el remanso de esos ojos tiernos, de esos gestos cariñosos, de esa actitud mansa de los niños campesinos!
Cantamos y bailamos con cierta timidez al principio pero con entusiasmo una vez que se derritió el hielo. Nos sacamos fotos, tomamos unos ricos mates y me despedí entre besos y abrazos prometiéndolos volver en cuanto pueda.
No se olviden que en mi juventud trabajé en un par de escuelas rurales.
En la escuela 871
En la Esc. 871Más conocida como “la Nacional”. Ha pasado tanto tiempo que me resultó irreconocible. El moderno edificio contrasta con la imagen que llevo en mis retinas. Allí estudiaron mis hijos y trabajó como docente mi esposa Alicia.
Aquí sucedió algo que merece destacarse. Nunca en mis andanzas por el país logré que un turno completo de una escuela bailara chacareras. ¿Cuántos eran? ¿400? Puede ser.
Antes habíamos cantado a voz en cuello las canciones que llevo conmigo para enseñarles. ¡Qué energía, Dios! Era prácticamente imposible contenerlos. ¿Cómo hago para firmar 400 autógrafos? Con uno de los maestros fuimos grado por grado tomándonos fotos en reemplazo de la firma.
El director es un joven que conozco desde que era un niño: Luis Murad, capo de todos los capos.
El sábado en el teatro Silvana Saavedra
El inolvidable viaje tuvo su culminación con otro sueño postergado: cantar mis canciones para mis coetáneos. Fue en el teatro municipal con poco público pero estaban los que realmente me quieren. Compartí el escenario con los alumnos de la academia Huayra Muyoj” que dirige Ricky Torres, con el Oso Almendra que fue mi alumno y ahora es un cantor de variado repertorio y Silvestre González, (“Gonzalito”) que interpretó con su guitarra tres temas de su autoría. Capítulo aparte para la joven Silvana Saavedra, una cantora que se las trae. En el acompañamiento de teclado el joven músico Adrián Altamiranda. Mucha calidad.
Después nos fuimos con Chila Altamiranda, el Oso y Adrián al hotel Parodi, centro de la reunión nocturna quimilense a desgranar viejos y graciosos recuerdos.
Me sentí muy bien en este regreso. Debo agradecer a José Gelid por la gentileza de acceder a mi pedido, a Roberto Cabrera que me llevó de un lado a otro en un vehículo municipal, a la gente de Cultura, con Raquel de Ábalos, Débora y Clarisa Brusco, a Ricky Torres que me invitó a su cátedra de Artística en el colegio Agro Técnico (los chicos me cantaron “Zambita de Quimilí”, tema que escribí con Kali Carabajal), a los docentes de las cuatro escuelas visitadas, a Dany Parodi y a todo el personal del hotel donde me siento tan bien atendido.
Volví a Quimilí y me encontré a cada paso con un recuerdo, con un amigo, con un hombre o una mujer que cuando me fui eran niños, con una ciudad que ha crecido verticalmente por influjo de la llegada de muchos inversores que han transformado la zona en una de las más progresistas de la provincia, con nuevos negocios, con calles asfaltadas (se dice que está previsto un plan para asfaltar 50 cuadras), con una juventud hermosa que tiene alternativas que en la década del 70 no habían, en fin con una realidad que me llena de orgullo por sentirme tan quimilense como el que más y sueño con aportar buenamente ideas para un despegue en el aspecto cultural.
"El camino me espera, como siempre. Gracias por acompañarme.
Un abrazo para todos. Que Dios los bendiga."

* Juan Carlos Carabajal, profesor, músico y compositor, andador de caminos quiso compartir esta experiencia enriquecedora con todos nosotros, ¡Gracias Juan!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola juan carlos,la verdad te admiro como artista...pero me hubiera gustado que hubieras mencionado y publicado la foto que nos sacamos en los estudios de la radio que tan gentilmente te abrimos para que promociones tu visita a Quimili y tu material discografico...no importa segui tu derrotero de artista y la mejor de las suertes...

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