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02 diciembre 2006

El Ceibo, la flor nacional

La flor de ceibo, también denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina el 23 de diciembre de 1942. Es un árbol originario de América, especialmente de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay. Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, pero también se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas. Pertenece a la familia de las leguminosas. No es un árbol muy alto y tiene un follaje caduco de intenso color verde. Sus flores son grandes y de un rojo carmín. Su tronco es retorcido. Sus raíces son sólidas y se afirman al suelo contrarrestando la erosión que provocan las aguas. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar algunos artículos de peso reducido. Sus flores se utilizan para teñir telas.
Esta planta en nuestro país se encuentra distribuida preferentemente en el norte de la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos (Paraná), Misiones, Formosa, Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Santa Fe. Tres especies distintas de ceibo se encuentran en nuestro país:
a) El ceibo común de la región mesopotámica.
b) El ceibo del Chaco y Formosa.
c) El ceibo de Salta, Jujuy y Tucumán, que es el de mayor altura y con flores de colorido más bello.


LEYENDA DEL CEIBO

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera.
La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.



ceibal

El 22 de noviembre se celebra en Argentina el Día de la Flor Nacional, es decir "del Ceibo" y ese mismo día en todo el mundo el "Día de la Música" en honor a Santa Cecilia, por eso acompañando al informe y a la leyenda, les dejamos un poco de música: esta galopa, que cuenta la leyenda, llamada "Anahí"

ANAHÍ (Galopa)
Autor: José Osvaldo Sosa Cordero

Anahí,
las arpas dolientes hoy lloran arpegios
que son para ti.
Anahí
recuerdan acaso tu inmensa bravura
reina guaraní.
Anahí
indiecita fea de la voz tan dulce
como el aguaí.
Anahí, Anahí
tu raza no ha muerto, perduran sus fueros
en la flor rubí.

Defendiendo altiva tu indómita tribu
fuiste prisionera;
condenada a muerte, ya estaba tu cuerpo
envuelto en la hoguera,
y en tanto las llamas lo estaban quemando
en roja corola se fue transformando.
La noche piadosa cubrió tu dolor
y el alba asombrada
miró tu martirio hecho ceibo en flor.

Anahí,
las arpas dolientes hoy lloran arpegios
que son para ti.
Anahí
recuerdan acaso tu inmensa bravura
reina guaraní.
Anahí
indiecita fea de la voz tan dulce
como el aguaí.
Anahí, Anahí
tu raza no ha muerto, perduran sus fueros
en la flor rubí

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonita leyenda Pablito. ¿No es increible como se parecen nuestras historias en cierta forma? Definitivamente que todos compartimos el mismo pasado, la misma historia de América. Abrazos y que tengás un hermoso comienzo de semana. : )

Anónimo dijo...

Isa: completamente cierto lo que decís, gracias por tu comentario y también te deseo un excelente comienzo de semana.
Un abrazo bien Latinoamericano

C. W. Karl dijo...

Al observar la foto del Ceibo, me imagino cómo si sus flores fuesen rojos corazones que reconfortan la vista de quien tiene la dicha de poder verlas, y quien carezca de visión también podrá disfrutar, al acariciar su flor que la sentirá en su corazón.


Un abrazo!

Pablito dijo...

Que lindo lo que decis Charly, nunca lo había pensado así. Gracias por el aporte.
Un abrazo

Rodolfo N dijo...

Genial, Pablito, genial!!!

Pablito dijo...

Gracias muchas gracias Rodolfo

Nanny Lidia dijo...

que belleza todo , pero la leyenda ya la tenia casi olvidada , gracias por recordarmela.
beso.

Pablito dijo...

Si muy linda leyenda, Nanny Lidia, gracias a vos por comentar.
Saludos

Anónimo dijo...

Hola Pablo!!, soy Valeria de Zarate, directora de una Escuela Folklorica llamada BUCARÉ (flor de ceibo) como bien lo aclaras al comienzo de ese informe...
Me gusta mucho tu pag. gracias por todo, espero, alguna vez conocerte...
Saludos a todos..
Val

tachatha dijo...

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