Hace unos años atrás unos jóvenes en una plaza cantaban varias canciones, cumbias, rock, latino de todo un poco. Entre esas canciones estaba La ley y la trampa, los jóvenes saltaban mientras cantaban las estrofas. La escena se repite el domingo, pero ahora es en las butacas del Gran Rex. Los jóvenes no son los únicos que están exaltados, una anciana revolea su pulóver mientras su marido no para de sacar fotos, lo mismo pasa con todo el público. El Chaqueño Palavecino es capaz de generar esos fenómenos que son difíciles de comprender, pero que asombran al observarlos.
Hemos podido dialogar con la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchu
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Nos alegra haber podido tener como invitada especial en nuestra comunidad a
la hermana Rigoberta Menchú.
El intercambio de ideas nos sirvió a todos para ap...